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Las cuerdas vocales
Contemplemos la organización como un organismo vivo que se retroalimenta de su entorno interno; las personas que la componen, y de su entorno externo; un mercado compuesto por proveedores y clientes. Ambos son cambiantes, y este cambio reivindica una adaptación al mismo, fruto del instinto de supervivencia común en todo organismo vivo.
A primera vista, parece obvio aclarar que las organizaciones están compuestas por personas. Pero los seres humanos somos la única especie de vertebrados superiores capaces de crear cultura gracias a nuestra capacidad simbólica. La cultura no es innata; no se trasmite genéticamente sino que es fruto de la interacción entre seres humanos. Además, sería incoherente negar que la actitud de las personas se ve influida por el resultado de estas interacciones.
El resultado de estas interacciones define la cultura real de un grupo de personas asociadas con un fin común cada una de las cuales adopta un rol determinado. Si estas dos últimas condiciones se cumplen, el conjunto de interacciones comunicativas entre las personas de este grupo daría lugar a la cultura corporativa.
Entendemos la cultura corporativa como el conjunto de normas, valores y prácticas de una organización que fomentan la aparición de actitudes que contextualmente pueden ser positivas o negativas para la supervivencia de la organización.
Por ende, sabemos que el entorno externo de la organización es cambiante y por tanto la actitud de las personas dentro de una empresa debería ser compatible con ese cambio continuo. Dado que trabajamos con personas, debemos fomentar esa actitud a través de los valores organizativos, porque solo en las condiciones adecuadas las personas integrantes de una organización desarrollarán valores que conduzcan hacia la eficiencia en los procesos de cambio.
Llegados a este punto surge la pregunta de quién debería fomentar el cambio. Tal vez sea función del líder al dar ejemplo para fomentar una serie de valores que como resultado generen actitudes no solo adaptativas sino transformacionales.
Para terminar, destacaremos conceptos como Coaching, liderazgo, cambio, cultura, outplacement y empowerment entre otros; todos ellos interrelacionados al ser piezas imprescindibles del engranaje organizativo, tan imprescindibles como las personas que forman parte de la organización.
A primera vista, parece obvio aclarar que las organizaciones están compuestas por personas. Pero los seres humanos somos la única especie de vertebrados superiores capaces de crear cultura gracias a nuestra capacidad simbólica. La cultura no es innata; no se trasmite genéticamente sino que es fruto de la interacción entre seres humanos. Además, sería incoherente negar que la actitud de las personas se ve influida por el resultado de estas interacciones.
El resultado de estas interacciones define la cultura real de un grupo de personas asociadas con un fin común cada una de las cuales adopta un rol determinado. Si estas dos últimas condiciones se cumplen, el conjunto de interacciones comunicativas entre las personas de este grupo daría lugar a la cultura corporativa.
Entendemos la cultura corporativa como el conjunto de normas, valores y prácticas de una organización que fomentan la aparición de actitudes que contextualmente pueden ser positivas o negativas para la supervivencia de la organización.
Por ende, sabemos que el entorno externo de la organización es cambiante y por tanto la actitud de las personas dentro de una empresa debería ser compatible con ese cambio continuo. Dado que trabajamos con personas, debemos fomentar esa actitud a través de los valores organizativos, porque solo en las condiciones adecuadas las personas integrantes de una organización desarrollarán valores que conduzcan hacia la eficiencia en los procesos de cambio.
Llegados a este punto surge la pregunta de quién debería fomentar el cambio. Tal vez sea función del líder al dar ejemplo para fomentar una serie de valores que como resultado generen actitudes no solo adaptativas sino transformacionales.
Para terminar, destacaremos conceptos como Coaching, liderazgo, cambio, cultura, outplacement y empowerment entre otros; todos ellos interrelacionados al ser piezas imprescindibles del engranaje organizativo, tan imprescindibles como las personas que forman parte de la organización.
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