Comprame si puedes
Maldigo el día en que vine a este mundo. La genética y el ambiente son tan impredecibles como el futuro que tal vez forjemos algún día. Si bien es incierto en su justa medida alberga una dosis de ilusión, la morfina de la realidad. No somos lo que queremos ni lo seremos, las canas me recuerdan que querer no es poder y que las leyes de la física otorgan un poder amargamente comprensible a la ley de la balanza.
Alquílame por lo que soy y no por lo que pretendo ser. No estoy en venta ni pretendo venderme a quien me quiera comprar. Te propongo compartir momentos inolvidables que no se borrarán de tu memoria por la efemeridad de la naturaleza cuya pasión nos mantiene vivos y alerta. No tengas miedo al castigo porque el castigo es el propio miedo, el miedo a depender afectivamente de nosotros mismos que paradójicamente es el único camino hacia nuestro desarrollo personal.